
Desde hace mucho Ryan se siente contento con este cómodo estilo de vida a lo largo y ancho de Estados Unidos, siempre en un aeropuerto diferente, en un hotel distinto y en automóviles alquilados.
Él puede llevar todo lo que necesita en una sola pieza de equipaje; es un mimado miembro de todos los programas de viajero frecuente que existen y está a punto de obtener su sueño dorado de llegar a los 10 millones de millas... y, sin embargo... Ryan realmente no tiene raíces.
Cuando se enamora de una simpática viajera, su jefe, inspirado por una joven y advenediza experta en rendimiento, amenaza con trasladarlo a un puesto de oficina. Cara a cara con la posibilidad, aterradora y estimulante al mismo tiempo, de dejar de viajar constantemente, Ryan empieza a contemplar lo que realmente significa tener un hogar.